La historia de nuestra Bodega Submarina es una historia de lujo. Lujo, porque es la historia de tres personas que tienen la suerte de hacer lo que les gusta, de vivir como quieren y de trabajar haciendo algo que les apasiona.

Es la historia de tres personas que un día, empujadas por las circunstancias, decidieron dejar que su imaginación e ingenio les guiara en los siguientes pasos en el camino. Se dejaron llevar por una idea y la transformaron hasta que se convirtió en su trabajo y en su vida. Así nació la idea de sumergir el vino, y así convirtieron el mar en su nueva oficina y su barco en la mesa de su despacho.

Una oficina en el mar

Nos gusta no tener horario y que sea el mar quien te diga cuándo vuelves a casa. Nos encanta que nos dé el viento en la cara cuando salimos por la ría mientras amanece o anochece. Aunque a veces nos llueve, otras veces hace mucho frío, y de vez en cuando el mar está de mal humor y no para hasta que consigue que nos marchemos.


Nos gusta bucear, sentir la calma y la relajación, escuchar solamente la respiración y el latido de nuestro corazón, etc. La excitación que se produce en cuanto metemos la cabeza en el agua se repite como si cada vez fuera la primera.

Disfrutamos del maravilloso entorno que rodea nuestra bodega submarina y percibimos la enorme belleza del fondo marino. Cada vez que buceamos allí es un lujo.

Nos encanta observar cómo se crea vida alrededor de la bodega, y cómo se va desarrollando la vida en cada una de las botellas. La naturaleza es sabia y sabe que cada botella va a ser mucho más bonita con las incrustaciones que en ella adhiere.

Un entorno de lujo

Nos gusta sacar la cabeza del agua y ver que, tras esta maravillosa experiencia, nos saludan en toda su majestuosidad las montañas que nos rodean. Enormes acantilados sostienen el faro de San Emeterio. Por detrás, se yerguen los Picos de Europa que, en días despejados de invierno, nos ofrecen una preciosa imagen del cielo azul y las cumbres nevadas. Y todo esto desde el mar, otro lujo del que disfrutamos.

Y es que nos gusta el mar pero también nos gusta la tierra. Y la tierra que nos rodea está repleta de maravillas.

En Ribadedeva podemos disfrutar de maravillosas playas y acantilados de belleza incomparable en la rasa costera que forman parte del Paisaje Protegido de la costa Oriental, pero también tenemos maravillas en el interior.

Desde el mirador de Pimiango podemos disfrutar de una impresionante vista de los Picos de Europa, así como del Mar Cantábrico. En Colombres tenemos el mayor conjunto de arquitectura de indianos de toda Asturias. La cueva del Pindal fue declarada patrimonio de la Humanidad por la Unesco. La ermita de San Emeterio y el monasterio de Tina son recuerdos de la peregrinación y el paso del camino de Santiago. Estos son sólo algunos ejemplos de los atractivos que rodean nuestra bodega submarina.

Vino del Mar

Pero, sobre todo, es un lujo porque nos permite trabajar con dos de los frutos más importantes y simbólicos de nuestro país, el vino y el mar.

Y es aquí donde realmente empieza nuestra historia. El día en que tres personas deciden coger uno de los productos más representativos de España, a nivel comercial, y meterlo en el mar para convertirlo en un producto único, diferente y original.

En un primer momento, la idea era intentar dotar al buceo deportivo en Asturias de un elemento atractivo que supusiera un impulso en el sector. Sin embargo, en el propio camino de investigación y desarrollo del proyecto, fuimos gestando la idea de crear una bodega submarina.

Si realmente el vino envejecido bajo el mar evoluciona de una forma tan diferente y adquiere unas características tan sorprendentes, como aseguraban los expertos tras realizar catas comparativas, por qué no ir más allá y desarrollar una gama de vinos distintos. Con mucha ilusión preparamos un proyecto para presentar a diferentes bodegas que considerábamos podían estar interesadas en sumarse al proyecto. Así fue como, meses después, nos encontrábamos haciendo pruebas con los enólogos de tres bodegas distintas.

A día de hoy, en la bodega tenemos más de 7 vinos diferentes, de los cuales 4 ya han realizado toda la fase de crianza submarina, bajo la supervisión de los enólogos, y están listos para comercializar.

Tras realizar numerosas catas de los vinos submarinos y obtener resultados muy gratificantes entre numeroso público de muy diversos ámbitos, podemos afirmar que comienza la andadura de la Bodega Submarina MareVinum.